La actividad física es considerada como uno de los mejores factores de protección para la salud, debido a su accesibilidad y bajo costo para la gran mayoría de la población. Esta puede ser practicada a través de variadas formas, como, por ejemplo, deporte, ejercicio o transporte activo a través de caminatas o usar la bicicleta, las que, además de mejorar la condición física, es un agente preventivo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), como la obesidad, la diabetes y la hipertensión.
No obstante, la hipertensión y la diabetes son enfermedades metabólicas que tienen gran prevalencia en Chile. Según el Ministerio de Salud (2010), la transición demográfica y epidemiológica que se ha experimentado en el país en las tres últimas décadas se ha visto reflejada en el aumento de la prevalencia de las ECNT como la diabetes mellitus tipo 2.
De la misma forma, las últimas Encuestas Nacionales de Salud, realizadas en personas mayores de 15 años, han evidenciado un aumento de esta patología de un 6,3% en el año 2003 a un 9,4% el año 2010; es decir, un incremento del 49% en siete años. Por otro lado, según la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un 27,6% presenta sospecha de hipertensión, subiendo respecto de la encuesta anterior, donde tenía un 26,5%, siendo el grupo de 65 años y más el mayoritario con un 73,3% según grupos de edad.
A la hora de recomendar actividades físicas para personas con hipertensión arterial, el académico del Dpto. de Ciencias del Deporte y Acondicionamiento Físico, Dr. Álex Garrido, comentó que “de acuerdo con Moraga Rojas (2008), se debería realizar un calentamiento de entre cinco a diez minutos a través de ejercicio de baja intensidad, como caminata o ciclismo. El tipo de ejercicio debe ser de tipo aeróbico, como la caminata, ciclismo y natación, y la intensidad debe ser de tipo aeróbica, es decir, trabajar al 55% a 79% de la frecuencia cardiaca máxima”.
Ejercicio frecuente
El profesional agregó que, en personas con múltiples factores de riesgo, neuropatía o aquellas que no se hayan realizado una prueba de esfuerzo, se debe comenzar con un 50%-60%. La duración debe ser de entre 30 y 45 minutos y se debe mantener la frecuencia cardiaca la mayor parte de la sesión. La frecuencia de práctica debe ser de tres a cuatro veces por semana, cuando dentro de los objetivos está la reducción de peso, se requiere aumentarla.
“Por otro lado, y siguiendo a Fernández Baños (2017) las personas con diabetes deben trabajar con una frecuencia de tres veces por semana. La intensidad debe ser aeróbica considerando 40% a 60% del FCM y la duración debe ser de 150 minutos semanales”, manifestó el Dr. Garrido.
Asimismo, se pide verificar la glucemia en ayunas el control metabólico en forma regular, evitar realizar el ejercicio en ambientes extremos, usar ropa de algodón y proteger los pies con calcetas, utilizar zapatillas adecuadas a la actividad física y evitar el calzado ajustado, consumir líquidos abundantes antes, durante y después de cada ejercicio, no realizar ejercicios ante la presencia de enfermedades concomitantes (infecciones, descontrol metabólico, deshidratación, etc.), evitar esfuerzos súbitos o comportamientos peligrosos durante las sesiones y revisar periódicamente presencia de heridas o ulceraciones principalmente en los pies.