Administrativos y académicos de la Universidad participaron en la capacitación sobre «Trastorno del Espectro Autista (TEA) en la Educación Superior», actividad organizada por la Dirección de Gestión de Personal y la Dirección de Apoyo a los Estudiantes, como parte de los programas de formación integral para los trabajadores de la institución.
Fernando Macaya, Director de Gestión de Personal, indicó que el taller es la oportunidad para comprender y aprender a cómo dar apoyo a quienes llevan este trastorno, en manera directa o indirecta, con una base de conocimientos y habilidades prácticas para enfrentar situaciones con personas con TEA, además de brindar mayor sensibilidad hacia este trastorno, con el fin de contribuir a una cultura más inclusiva en la Comunidad Universitaria.
Paulina Valdés, jefa de la Unidad de Inclusión Estudiantil, contextualizó la actividad, refiriéndose a los procesos de acceso a la educación superior, y la vida en las universidades, ejemplificando situaciones poco inclusivas. Asimismo, expuso el aumento de ingresos de personas en situación de discapacidad a la UCSC, que comenzó con 18 estudiantes en 2016, y 120 en 2023, que son jóvenes que han declarado su situación en la UIE. Este aumento significativo, dijo, es lo que ha hecho que en las universidades se generen distintas instancias de apoyo y acompañamiento.
Las profesional agregó que las nuevas políticas de inclusión a nivel general han significado disminuir barreras en infraestructura, en la entrega de información, cambios en la metodología, y junto con atender a los estudiantes, también promover una cultura inclusiva, como aprender a respetar los estacionamientos exclusivos para personas con discapacidad.
Nataly Meza, directora académica de la Fundación Peuma, se refirió a los desafíos en contexto universitario para la inclusión de estudiantes con diagnóstico TEA. enfatizando que hasta hace pocos años, los niños con TEA tenían que estar en escuelas especiales. La profesional recalcó que las personas que están diagnosticadas con TEA, tienen una diversidad de situaciones, y es importante escuchar a quienes tienen la posibilidad de comunicarse verbalmente sobre ella.
Asimismo, señaló que en el contexto universitario, los académicos son personas con formación en distintas profesiones. La falta de formación en TEA también implica reconocer falta de herramientas o prejuicios. Meza agregó que las personas con autismo tienen los mismos desafíos personales que otro estudiante al ingresar a la educación superior, como dificultades ante los cambios repentinos, y en la organización y gestión del tiempo; la adaptación a nuevos ambientes y personas, y los desafíos vocacionales, a lo que se suman características generales y personas de una persona con TEA.
La representante de la Fundación valoró la política de inclusión de la Universidad -indicando que es una de las más completas en la región del Biobío-, no obstante, agregó la política no cambia actitudes, pues ello requiere de la voluntad de las personas, para disminuir las barreras en actitudes y en accesos. Ejemplo de estas barreras son explicaciones o discursos poco claros, cumplimiento o incumplimiento en plazos y calendarización, bajas expectativas del cuerpo docente o pares, instrumentos de evaluación poco claros, procesos de orientación o de acompañamiento poco efectivos, o la consideración de instancias de reorientación vocacional.