Síndrome del Impostor - UCSC
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Síndrome del Impostor

Por UCSC

Hoy les hablaré de un concepto que para muchos es desconocido y del cual las psicólogas de la Universidad de Georgia, Pauline Clance y Suzanne Imes, han escrito. Este síndrome se vincula a la forma en cómo atribuimos nuestros éxitos y fracasos, particularmente a la externalización del éxito e internalización del fracaso, lo que genera sentimientos de culpabilidad.

Los sentimientos de impostor son comunes en algún momento de nuestras vidas. De hecho, 7 de cada 10 personas lo han vivenciado alguna vez, pero cuando estos sentimientos son frecuentes, debemos hacer un alto.

La presencia de una carrera profesional exitosa y de logros académicos no necesariamente nos protegen de este fenómeno, el cual provoca ansiedad, falta de autoconfianza y frustración ante la imposibilidad de cumplir con los altos estándares autoimpuestos.

Jessica Collett, socióloga de la Universidad de Notre Dame, señala que lo experimentan comúnmente mujeres, especialmente aquellas que siguen carreras no tradicionales como las Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Además, algunos investigadores señalan que existe una correlación positiva con ciertas características de personalidad como el perfeccionismo y la tendencia a interpretar los errores como fracaso. Ahora bien, este sentimiento es diferente al pesimismo defensivo, que consiste en adoptar bajas expectativas ante una situación y diferente al pesimismo puro, que hace que una persona a priori piense que no lo va a lograr.

¿Cuál es la consecuencia de vivenciar el Síndrome? Lo más inmediato es que la persona realice constantemente sobreesfuerzos y que manifieste la sensación “que nada es suficiente”. Así también, que oculte sus pensamientos y se sienta insegura, requiriendo mayor aprobación de los demás e incluso puede no concluir sus proyectos o dejarlos “a medias”.

¿Puedo ser un potencial candidato a este Síndrome? Investigadores señalan que la historia, aprendizajes y experiencias influyen. También influye el cómo usted percibe y asimila la realidad, pues como ya les había comentado al principio del texto, las personas con síndrome del impostor tendrían una mayor tendencia a realizar atribuciones externas de los éxitos y de los fracasos.

Entonces ¿qué hacer? Informarse es un primer paso. Hablar de ello y compartir sus emociones y sentimientos respecto a sus logros y esfuerzos, sería una segunda etapa. Es importante no rechazar los cumplidos y a la vez aceptar que puede equivocarse y no conocer todas las respuestas, pero que sigue siendo la persona valiosa que es.  No necesita estar “a la altura de nadie”. Vale por lo que es, por sobre lo que hace, sólo por el hecho de ser persona. Esto lo he repetido en tantas oportunidades en el último tiempo, que quienes me leen, lo recordarán.